Felipe Melo revela detalles de su infancia y de cómo el Fútbol le salvó la Vida

El centrocampista brasileño confiesa que si no hubiera sido futbolista, habría sido un asesino por la dificultad de las favelas.

Tras varias semanas en el anonimato, teniendo en cuenta que no ha tenido mucha regularidad esta temporada, Felipe Melo Vicente de Carvalho ha vuelto a ser protagonista en el fútbol mundial. El aguerrido volante del Inter de Milán es noticia por estos días gracias a una reciente entrevista en la que reveló detalles no muy conocidos de su vida.

El ex-futbolista de equipos como Galatasaray, Mallorca, Racing y Almería, entre otros, compareció ante los periodistas de la cadena italiana ‘Sky Sport’ durante una impactante charla que le ha dado la vuelta al mundo. El centrocampista brasileño repasó su trayectoria vital y dice, entre otras muchas cosas, que el fútbol le salvó de una vida de violencia y delincuencia, producto de la dificultad con la que se vive en las favelas de su país. Te dejo con sus declaraciones.

Infancia: «Si no hubiera sido futbolista, habría sido un asesino. Vivía en una de las favelas más peligrosas y allí había drogas y armas. Dejé aquella vida para perseguir mi sueño. A veces iba al entrenamiento y a la vuelta alguno de mis amigos había muerto. Tenía que decir sí al fútbol o a una mala vida. Y le dije que sí al fútbol y a una vida diferente».

Familia: «Cuando conocí a mi esposa nació otro Felipe Melo. En Gremio me gastaba siempre todo el sueldo y llevaba una vida extraña. He tenido tres hijos con ella y con mi familia he conquistado todo lo que tengo ahora. Después de Dios, ellos son lo más importante. Se dice que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, y yo digo que la mujer siempre está al lado».

Padre: «Cuando me fichó el Flamengo fue difícil, porque al principio tenía que tomar un autobús que tardaba dos horas en llevarme al campo de entrenamiento. Además, tenía que pagarme el transporte. Mi padre, que a menudo hacía doble jornada de trabajo, dejó su empleo y empezó a llevarme a los entrenamientos. A veces le daba un poco de mi desayuno. Cuando tenía diez años, era solo un niño que quería jugar con los amigos y me preguntaba por qué todo era tan difícil. Ahora le doy mucha importancia a esos sacrificios porque me han permitido llegar hasta aquí».

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