Ronaldinho: «Me siento como un niño otra vez»

El astro brasileño reconoció que jugar la final de la Copa Libertadores le ha despertado sensaciones que vivió cuando era sólo un niño.

A sus 33 años, Ronaldinho Gaúcho no se ha cansado de hacer historia en el fútbol mundial. El crack brasileño parece no estar conforme con ser catalogado como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos y por eso quiere conseguir con Atlético Mineiro el título de la Copa Libertadores.

Si los brasileños derrotan en la final a Olimpia de Paraguay, Ronaldinho será el nuevo de los pocos jugadores que ha ganado la Champions League y la Copa Libertadores en la historia del balompié global. En 2006 alcanzó la gloria europea con el Barcelona y este año espera poder gozar con las mieles del éxtasis americano.

Aunque está acostumbrado a los premios, los reconocimientos, los halagos y los títulos, Ronaldinho reconoció durante su más reciente entrevista que estar en la final de la Copa Libertadores le ha despertado un sinnúmero de sentimientos bastante similares a los que experimentó durante su infancia y sus primeros partidos como profesional.

La magia de Ronaldinho
La magia de Ronaldinho

«Me siento un chico otra vez. Mi mayor sueño es darle esta alegría al hincha, y eso lo que me motiva a continuar», dijo el ‘Gaúcho’ del fútbol.

«Estoy muy feliz de entrar en la historia del club. Ahora estoy acá, en la lucha por la Copa. Son títulos inéditos que motivan. Me gusta todo esto», añadió.

Eso sí, advirtió de que la final contra Olimpia no será fácil: «Ahora hay que calmar el corazón. La hinchada ha sido muy importante y quiero darle este título, pero al frente hay un rival con historia y que también quiere ganar».

Las palabras de Ronaldinho me llevan a entender porqué es considerado el jugador más alegre del mundo. En su rostro siempre se refleja una enorme sonrisa, sin importar que su equipo pierda, empate o gane, y parece que el verdadero motivo de ello es que se goza partido como si fuera el primero que jugara y como si todavía fuera ese niño inocente que pitaba en las playas de Brasil, ya que sus amigos no lo pedían para ningún equipo.

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