Malgastar el capital y errar el concepto táctico son algunos de los errores que ha cometido el técnico francés en la casa blanca.
Lo que está viviendo el Real Madrid esta temporada ya no es casualidad. Con la eliminación en Copa del Rey ante el Deportivo Leganés y la abultada ventaja del FC Barcelona en la Liga Santander, las esperanzas del equipo merengue se reducen al choque con el París Saint-Germain en la Champions League.
El bicampeón de Europa volvió a fallar ante su gente, en el Santiago Bernabéu, y quedó eliminado de una competición que le ha sacado varias canas en los últimos años. Los hinchas han comenzado a buscar culpables y entre los primeros señalados aparece Zinedine Zidane, director técnico del equipo, quien en esta campaña no ha contado con la misma fortuna que le acompañó en sus primeras temporadas y que le permitió conquistar 8 títulos en apenas 18 meses. A raíz de ello, el diario ‘MARCA’ de España ha revelado los 7 pecados capitales que están condenando al entrenador galo.
El Madrid inició la temporada ganando las dos Supercopas. Redujo a cenizas al Barcelona. Había conquistado la Liga y las dos últimas Champions. Y el primer gran error ha sido dilapidar con dos o tres malos resultados en LaLiga el enorme capital anímico y futbolístico con el que arrancó la temporada mientras su gran rival, el Barça, se rearmaba tras un verano de cataclismo por la salida de Neymar.
La confección de la plantilla ha sido un disparate y es cosa de Zinedine Zidane. Claro que no quería que se fuera Morata. Pero se fue. Y James, con el que tampoco conectó del todo. También le puso la cruz en su día a Pepe. Y la apuesta por el talento joven está bien en un club sin las urgencias del Madrid. Ceballos, Theo, Llorente, Mayoral… Eran buenas adquisiciones, pero Cristiano tenía razón. La plantilla es mucho peor.
Pero Zidane, que tiene un apego extraordinario a su vestuario y que puede sentirse ahora algo traicionado, creyó que podía hacer las mismas cosas en distintas circunstancias y con diferentes jugadores. Lo del plan A y el plan B ocurre una vez en la vida si tienes una plantilla como la de la temporada anterior y una dinámica positiva. En esta campaña esa fórmula mágica no valía.
Zinedine Zidane no ha dado el paso de la gestión de personal a la toma decisiones como entrenador, ni a la hora de confeccionar alineaciones ni durante los partidos. El francés fue justó lo que necesitó en su día el Madrid para domar a sus estrellas, hartos del método Benítez. Pero en esta temporada ha conseguido una cosa muy complicada: apostar por futbolistas que no merecían jugar y devaluar a los que sí estaban llamados a ser más o menos importantes.
El estratega galo decidió ir por un carril y nadie le sacará de allí. Con la Liga perdida, decidió rotar para la Liga. Es cómico. Sabiendo que el equipo B ha jugado mal o muy mal en cada partido de Copa pese a la supervivencia en las eliminatorias, decidió redoblar la apuesta. Ocurra lo que ocurra hace lo mismo. Y no siempre elige bien. Debería reflexionar al respecto.
La eliminación es una debacle en muchos sentido. Al Madrid le eliminó el Leganés, que remontó en el Bernabéu. Y no hace falta decir más. Sin opciones en la Liga, estaba a tres partidos de la final, de pelear por otro título, el único que le queda por ganar. Pero Zidane, en vez de asegurar la clasificación, confió de nuevo en un equipo B que no había funcionado. Una temeridad, una torpeza mayúscula.
Ahora se lo juega todo a una carta, la del París Saint-Germain. Aunque la mística de la Copa de Europa y el Real Madrid juegan a su favor, Zinedine Zidane sabe que el reto es muy complicado y que ya no tiene red. Él mismo ha ido haciendo agujeros. Ha perdido valedores por el camino. Y ahora afrontará la toma de decisiones con más tensión que nunca.