Jugadores Colombianos

El golazo de Freddy Rincón que jamás olvidará Colombia

El Fútbol Colombiano está de luto. Freddy Rincón falleció este miércoles en la clínica Imbanaco de Cali. ‘El Coloso’, que había sido internado el pasado lunes tras un fuerte accidente de tránsito, no soportó una cirugía y sufrió una muerte cerebral.

Acompañado por los dos hijos del ex futbolista del Real Madrid, el doctor Laureano Quintero fue el encargado de transmitir la triste noticia al país: «A pesar de todos los esfuerzos de nuestro equipo de trabajo Freddy Eusebio Rincón Valencia ha fallecido», expresó el médico ante los medios de comunicación.

La muerte de Freddy ha entristecido a todo el país. No es para menos. Estamos hablando de uno de los mejores jugadores de nuestra historia, quien además anotó uno de los goles más importantes de la Selección Colombia. Aquel que nos permitió clasificar por primera vez a los octavos de final de una Copa del Mundo. Un golazo que jamás olvidaremos.

Era la última fecha de la fase de grupos del Mundial de Italia 90. Ese caluroso día en Milán, en el Estadio San Siro. Colombia se jugaba todo, ante un gran equipo que sólo le servía ser campeón del mundo tras haber perdido la final contra Argentina en México 86.

Durante gran parte del encuentro dominó. Los alemanes no encontraban como cortar el circuito de Colombia. Posesión, pases precisos y mucho amor, tenían a los de Francisco Maturana cerca de quedarse con la victoria.

Sin embargo, cuando estaba por caer el telón, apareció Pierre Littbarski para inflar la red, dejar mudo a todo un país y sacarnos del Mundial. El único parpadeo de la defensa, lo cobraron los teutones.

🇨🇴 EL GOLAZO DE FREDDY RINCÓN

Sin embargo, estos muchachos no bajaron los brazos. Leonel Álvarez recuperó un balón, ‘El Bendito’ Fajardo lo tomó, hizo un pared con ‘El Pibe’ Valderrama y este dejó cara a cara a Freddy Rincón con Bodo Illgner y con un toque sutil entre sus piernas, igualó el cotejo. Su festejo con los brazos para adelante y ese gritó eufórico jamás lo borraremos de nuestras mentes.

¡GRACIAS POR TODO, COLOSO!

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