Salvador Cabañas: de futbolista a panadero

La vida le ha cambiado por completo al futbolista paraguayo que ahora reparte su tiempo entre las canchas y la panedería, para poder sobrevivir.

Cada vez me convenzo más de que uno se muere cuando le toca; muchas personas tratan de evitar la muerte y terminan partiendo de la manera menos esperada. Otras terminan salvándose de situaciones extremas, que en la mayoría de los casos son motivos de fallecimiento.

Un claro ejemplo de los segundos es el paraguayo Salvador Cabañas, quien sobrevivió a un balazo que recibió en la cabeza durante un atentado que hace ya cuatro años hicieron en contra de su vida cuando se distraía en una inolvidable noche bajo la luna mexicana, país donde militaba al servicio del América.

Después de que muchos médicos lo daban por muerto y otros aseguraron que no volvería a jugar fútbol, Cabañas se repuso en contra de todos los pronósticos, hoy en día está recuperado y busca seguir disfrutando del fútbol formando parte de su club de origen, el 12 de Octubre de Itaguá, que volvió a la Primera división paraguaya este año.

Pero si bien es cierto que está vivo de milagro, también está claro que la vida de Salvador Cabañas dio un giro de 180º grados aquel 25 de enero del 2010 cuando dos sicarios intentaron matarlo.

Hoy, cuatro años después del lamentable suceso, con 33 años, ayuda a sus padres en la panadería de la familia para poder comer y sobrevivir, sin dejar de lado su pasión por el fútbol.

El que fuera uno de los delanteros más letales del continente y más importantes que ha tenido Paraguay a lo largo de la historia, que estuvo muy cerca de jugar en la Premier, se levanta a las cuatro de la mañana para repartir pan en una camioneta a los clientes de su padre, don Dionisio, y su madre, doña Basilia, quienes día a día dan gracias a Dios por haberles permitido seguir disfrutando de su compañía.

«Cuando sucedió aquello había firmado un precontrato para ser traspasado a Europa. Me dijeron que mi destino sería el Manchester United. El América me retuvo. Me regaló un apartamento en Acapulco, otro en Cancún y me dobló el salario».

La triste historia de ‘Gordinho’ no termina ahí. El jugador está separado de su pareja, María Lorgia Alonso, que ha quedado a cargo de sus hijos, Santiago de 13 años y Mía Ivonne de nueve, en una lujosa mansión de Asunción, donde ya no existen tantas comodidades como en sus mejores épocas de jugador.

Salvador, en declaraciones a la agencia AFP, atribuye a su ex-pareja el haberse apoderado de sus bienes junto con su ex-representante y abogado José González, durante su convalecencia en México después del intento de asesinato del que fue objeto por parte del narcotraficante José Jorge Balderas Garza, quien nos arrebató a uno de los mejores delanteros de todos los tiempos.

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